viernes, 9 de enero de 2015

¿Verdad u Osadía? FANFIC


Christina

Se me ha hecho tarde, tomo la típica vestimenta blanca con negro de mi facción y salgo corriendo por las calles de Verdad; justo antes de llegar a la parada donde un autobús esperaba, éste avanza haciendo caso omiso de mi presencia, dejándome en medio de la amplia calle, el próximo autobús tardara 15 minutos en llegar, solo me queda una opción; correr.

El viento rosa mi piel y me provoca escalofríos; a pesar de haber perdido el autobús me siento tranquila, me siento libre; aunque no duró por mucho tiempo.

-¡Hola Chica! ¿Necesitas un aventón?- gritó una señora de mediana edad  bajando el vidrio de su coche-¿A dónde te diriges?

-A la escuela

-Es un poco tarde no llegaras a tiempo si vas corriendo, sube al auto.

Accedo a subirme al auto porque se que tiene razón.

-Tal ves conozcas a mi hijo Peter- sonreía al chico que estaba sentado a mi lado-¡Saluda Peter!, no seas grosero con la chica.

-No tengo ganas de saludar madre.

Esta es una de las cosas que caracterizan a mi Facción, siempre dicen lo que piensan, aunque llegue a resultar insultante.

Al llegar a la escuela puedo sentir un ambiente pesado; movimientos inconscientes de pies y manos sudorosas se hacen presentes en cada chico de dieciséis años ¿por qué sera? claro, hoy es el día de la prueba de aptitud.

Asistiremos a las primeras clases y después tomaremos la tan esperada prueba.

Me dirijo a la clase de Ética, tomo el último lugar al fondo de la clase y espero ansiosamente por la prueba.
El almuerzo ha llegado, se ha anunciado que el comienzo de la prueba será muy pronto. No pruebo ni un solo alimento, yo solo quiero terminar la prueba.

Un estirado- como suelen llamar a las personas de abnegación-dice la primera ronda de nombres y ruego porque diga el mío.

La última es Christina Owen

-Soy yo- grito mientras me levanto- Solo dígame Christina.

-Bien Christina, te toca la puerta del fondo.

Corro por el pasillo; una mujer alta de piel morena me espera, lleva una chaqueta negra y vaqueros ajustados; me observa con esos ojos desafiantes que tienen los osádos, le devuelvo la mirada, y toma su posición lado de una silla reclinada parecida a la de un dentista en medio de la habitación.

-Pensé que hoy venia a tomar una prueba de aptitud; no a que me sacaran el molar derecho.

-Supongo que son ciertos los rumores sobre la facción de Verdad; hacen bromas de mal gusto y nunca cierran la boca. ¿Acaso también hablan durante los funerales?-La mujer tenía algo de mi facción, bromas de mal gusto-Te dejé callada, esto tiene que contarse. Mi nombre es Tori.

-Soy Christina y no he asistido a un funeral.

-Toma asiento Christina y cierra la boca por un momento –Tori caminó hacia una maquina a mi derecha, tomó un frasco con un liquido azul y me lo ofreció-Tómalo y no hagas preguntas; acabemos con esto de una vez.

No respondí porque Tori estaba en lo cierto, era hora de terminar con esto. Al tomarlo estoy en otro lugar que reconozco perfectamente; la cafetería de la escuela, delante de mí hay dos cestas; en una hay un trozo de queso y en la otra un cuchillo,
Detrás de mí, una voz de mujer me dice:
-Elige
 Mi instinto me dice que algo malo va a suceder, tomo el cuchillo y giro mi cuerpo para ver al lugar de dónde provenía la voz pero no encuentro a nadie, solo un perro, que me mira con ojos furiosos y con el hocico abierto emitiendo un gruñido.

El perro corre hacia mi, se cual es su objetivo, alguna parte de mi cuerpo, pero no lo permitiré, espero a que salte sobre mi, y pongo mi peso sobre él para tirarlo al suelo.

El perro yace sobre mí pero tiene tanta fuerza que no podre mantenerlo bajo mi cuerpo, así que decido terminar con su vida, clavo el cuchillo en su cabeza, y lo único que veo es a Tori a un lado mío, diciendo:

-Felicidades, tienes aptitud para Osadía.

-¿Osadía? Pero como lo voy a explicar, mi madre…

-Los resultados son privados, y mañana en la Ceremonia de Elección, la elección solo será tuya.

-Entonces puedo mentir a mi familia sobre el resultado.

-¿No es algo que está prohibido en Verdad?

-Lo está, pero no es de tu incumbencia.

Salí por la puerta con las piernas temblando, respiré profundo y cambie mi semblante; nadie tiene que darse cuenta de que tuve un resultado diferente. Al llegar a casa, mi madre y mi hermana esperaban en la puerta. Corrieron a abrazarme y me fue imposible decir la verdad.

-¿Cual fue tú resultado?

-¡Verdad, mamá!

-Felicidades hija, estoy muy orgullosa de ti.

La razón por la que mi madre no descubrió la verdad fue porque los de Verdad no mentimos y en parte porque confía en mí. El resto del día me la pasé encerrada en mi habitación pensando cual seria mi elección; si elijo Osadía significa abandonar a mi madre y a mi hermana, si elijo Verdad; significa que tengo que sufrir por el resto de mi vida. Ya se que elegir, y mil veces prefiero sacrificar mi vida, por la de mi familia.

El día de la Ceremonia ha llegado, mi madre y mi hermana están esperándome en la parte de abajo, hubiera deseado levantarme tarde pero hoy no pude dormir.

-Hola mamá ¿Cómo amaneciste?

-Muy bien ¿y tu, como dormiste?

-Muy bien -Trato de sonar lo mas normal posible -es dificil esconder una mentira- tomo mi abrigo y mi hermana abre la puerta dela casa, saliendo a jugar al patio. -¿Nos vamos?

-Aun no, Christina, acércate a mí.

-¿Qué pasa mamá?

-Se lo que te pasa

-¿de que hablas madre?, vamonos ya.

-Tu resultado no fue Verdad, ¿cierto?

Bajo la mirada y murmuro:

-Osadía

-¿Osadía? Vaya, pensé que era erudición.

-No soy tan inteligente mamá

-Lo eres, por eso vas a elegir Osadía.

-No puedo dejarlas solas.

-Oh, vamos Christina, tu madre aun está joven para cuidar de ella misma y de otra persona, tu hermana está creciendo rápido, y tu eres su ejemplo. Quiero que elijas el lugar en donde quieras estar, tú. Quiero que mis hijas luchen por lo que desean, si nó eliges lo que amas no te lo perdonaré nunca.

-Gracias mamá -murmuré mientras lagrimas resbalaban por mis mejillas- Te amo

-Yo también te amo, y vámonos que se hace tarde.

Esta vez el autobús esperaba por nosotras, subí y comencé a sentir esa libertad que sentía ayer al correr. Estaba lista para Osadía.

Al llegar a la ceremonia, un conjunto de chicos de Verdad esperábamos nuestros nombres para pasar al frente - la ceremonia será dirigida por Marcus Eaton, miembro del consejo de Abnegación - lo único que tengo que hacer allá enfrente, es cortar mi mano con un cuchillo, y derramar mi sangre sobre el tazón de la Facción que yo elija.

Suena doloroso.

-¡Christina Owen!- dice Marcus.

Aprieto la mandíbula y el peso de mi decisión comienza a caer sobre mí, Marcus me ofrece un cuchillo, corto parte de mi palma y sin pensar dejo caer la sangre sobre el tazón de Osadía; Al fondo, observo a mi madre sonreírme, me aferro a su sonrisa y me dirijo con los iniciados que han elegido Osadía.

Al terminar la ceremonia, los miembros de mi nueva Facción empiezan a correr hacia las escaleras, quería despedirme de mi madre pero no puedo retrasarme, corro en medio de los iniciados de Osadía, al llegar a la esquina fuera del edificio, giran a la izquierda y escucho el sonido que emite del tren sobre las vías.

¡Diablos!- murmuro

Pasé la noche preocupándome por las decisiones que debía tomar, y nunca pensé en lo que los Osados hacían, lo primero era entrar dentro de un tren en movimiento.

-No creo que sea tan difícil, pero no me asusta- le dije a un chico de Erudición que estaba a mi lado.

-¿A quién le importa?

-Que estúpido

Al pasar el tren, este nos recibía con las puertas abiertas, los miembros parecían ligeros al adentrarse por las puertas, no quería quedarme sin facción así que corrí por las vías del tren, me estiré lo más que pude, tomé la manija de la puerta, brinque y caí dentro del tren, comencé a reírme de la locura que acababa de hacer, volteo a mi derecha y veo a una estirada colgando del tren, me levanto enseguida, la tomo del brazo y tiro de ella hacia adentro. Jadeando me agradece.

-¿Estas bien?-pregunto mientras le ofrezco mi mano- Soy Christina

-Soy Beatrice- me responde

-¿Sabes a donde vamos?

-Supongo que vamos a la sede de Osadía, pero no sé dónde es eso.

-¿Alguien lo sabe? Es como si solo salieran de un agujero en el suelo o algo así- bromeo.

El tren va a alta velocidad, ráfagas de aire tumban a varios iniciados y comienzo a reírme sin parar, pero ni yo misma puedo escuchar mi risa.

El tren reduce la velocidad, y al asomarme por la puerta del vagón veo a los miembros, saltando del tren. El único chico transferido de concordia comienza a llorar, diciendo que no lo va a hacer. Lo animo diciendo

-Tienes que hacerlo o fallaras. Vamos, todo estará bien.

-¡No, no lo estará! ¡Prefiero no tener Facción que estar muerto!

El chico me asusta, me aterra saltar del tren, extiendo mi mano hacia Beatrice, cuando estaba apunto de hablar le digo:

-Yo sólo… no puedo hacerlo a menos que alguien me arrastre.

Ella comienza a contar y al mencionar tres, nos lanzamos fuera del vagón. Caigo sobre mis pies pero estos se doblan y el suelo me recoge.- Estoy bien-pienso mientras me rio.

-Eso fue divertido-le grito a Beatrice, tal ves piense que tengo algún problema mental, si hace minutos moría de miedo.

Un hombre a un extremo del techo nos da la bienvenida, se hace llamar Max, el hombre de piel oscura nos dice que tenemos que saltar desde la plataforma para llegar al recinto varios pisos abajo. Nadie se ofrece para saltar y yo no seré la excepción.

Yo saltaré- dice Beatrice, al estirada a la que me aferré al saltar.

La veo acercarse a la orilla del edificio, se quita la camiseta exterior, tarda unos minutos mirando la situación y se lanza desde el edificio, realmente creo que esa chica es muy valiente. Me anima a ser la siguiente, camino hacia la orilla del edificio y me mareo-está muy alto-pienso.

¡Vamos no tenemos todo tu tiempo! -grita Peter desde el fondo de la multitud de iniciados.-¿Quieres un empujón?

Resulta que ese idiota, decidió jugar al super heroe y cambiar de Facción, su comentario me molesta y no lo pienso, me subo a la barandilla del edificio, miro hacia abajo y salto, al llegar aterrizo sobre algo que me salvó de la muerte, una red. Reboté como tres veces y después una mano me ayuda a salir de la red, es un chico de aspecto rudo, me mira a lo ojos como si tratara de buscar algo dentro de mí y me pregunta:

-¿Cuál es tu nombre?

-Christina

-¡Christina! Bienvenida a Osadía

Cuando todos los iniciados estábamos reunidos nuevamente, nos separaron en dos grupos; los transferidos de Facciones y los iniciados nacidos en Osadía. Nos quedamos con el chico que me ayudó a salir de la red.

La mayoría del tiempo trabajo en el cuartel de control, pero las pocas semanas que siguen, seré su instructor –dice mientras nos observa detenidamente -mi nombre es Cuatro.

Me es imposible contenerme

-¿Cuatro? ¿Cómo el número?

-Sí- me responde- ¿Hay algún problema?

-No

-Bien. Estamos a punto de entrar en El Foso, el cual algún día aprenderán a amar.

Una sonrisa logra asomarse por mi rostro y digo:

-¿El Foso? Ingenioso nombre.

Cuatro camina hacia a mí  e inclina su cabeza.

-¿Cuál es tu nombre?- me pregunta.

-Christina- le digo, tratando de que mi voz no se quiebre.

-Bueno Christina, si yo quisiera soportar bocas inteligentes de Sinceridad, me habría unido a su bando, la primera lección que tú aprenderás de mí es mantener la boca cerrada. ¿Se entiende?

Asiento con la cabeza.

-Qué idiota- mascullo

-Supongo que no le gusta que se rían de él- me dice beatrice, la cuál ahora se hace llamar Tris.

Tal vez sea cierto, no me gustaría que alguien se burle de mí, apenas comienzo a observar los errores de mi ex Facción, algo con lo que tendré que luchar en esta iniciación. Ahora tengo nueva Facción, nuevos lideres, nuevas costumbres y una amiga, Tris.


Este es un Fanfic escrito desde el punto de vista de Christina, del famoso libro Divergente de Verónica Roth, espero y les haya gustado.







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