Christina
Se me ha hecho tarde, tomo
la típica vestimenta blanca con negro de mi facción y salgo corriendo por las
calles de Verdad; justo antes de llegar a la parada donde un autobús esperaba, éste avanza haciendo caso omiso de mi presencia, dejándome en medio de la
amplia calle, el próximo autobús tardara 15 minutos en llegar, solo me queda una
opción; correr.
El viento rosa mi piel y me
provoca escalofríos; a pesar de haber perdido el autobús me siento tranquila,
me siento libre; aunque no duró por mucho tiempo.
-¡Hola Chica! ¿Necesitas un
aventón?- gritó una señora de mediana edad
bajando el vidrio de su coche-¿A dónde te diriges?
-A la escuela
-Es un poco tarde no
llegaras a tiempo si vas corriendo, sube al auto.
Accedo a subirme al auto
porque se que tiene razón.
-Tal ves conozcas a mi hijo
Peter- sonreía al chico que estaba sentado a mi lado-¡Saluda Peter!, no seas
grosero con la chica.
-No tengo ganas de saludar
madre.
Esta es una de las cosas que
caracterizan a mi Facción, siempre dicen lo que piensan, aunque llegue a
resultar insultante.
Al llegar a la escuela puedo
sentir un ambiente pesado; movimientos inconscientes de pies y manos sudorosas se hacen
presentes en cada chico de dieciséis años ¿por qué sera? claro, hoy es el día de la prueba de aptitud.
Asistiremos a las primeras
clases y después tomaremos la tan esperada prueba.
Me dirijo a la clase de
Ética, tomo el último lugar al fondo de la clase y espero ansiosamente por la
prueba.
El almuerzo ha llegado, se ha anunciado que el comienzo de la prueba
será muy pronto. No pruebo ni un solo alimento, yo solo quiero terminar la
prueba.
Un estirado- como suelen
llamar a las personas de abnegación-dice la primera ronda de nombres y ruego
porque diga el mío.
La última es Christina Owen
-Soy yo- grito mientras me
levanto- Solo dígame Christina.
-Bien Christina, te toca la
puerta del fondo.
Corro por el pasillo; una
mujer alta de piel morena me espera, lleva una chaqueta negra y vaqueros ajustados; me observa con esos ojos desafiantes que tienen los osádos, le devuelvo la mirada, y toma su posición lado
de una silla reclinada parecida a la de un dentista en medio de la habitación.
-Pensé que hoy venia a tomar
una prueba de aptitud; no a que me sacaran el molar derecho.
-Supongo que son ciertos los
rumores sobre la facción de Verdad; hacen bromas de mal gusto y nunca cierran la boca. ¿Acaso también hablan durante los funerales?-La mujer tenía algo de mi
facción, bromas de mal gusto-Te dejé callada, esto tiene que contarse. Mi
nombre es Tori.
-Soy Christina y no he
asistido a un funeral.
-Toma asiento Christina y
cierra la boca por un momento –Tori caminó hacia una maquina a mi derecha, tomó
un frasco con un liquido azul y me lo ofreció-Tómalo y no hagas preguntas;
acabemos con esto de una vez.
No respondí porque Tori
estaba en lo cierto, era hora de terminar con esto. Al tomarlo estoy en otro
lugar que reconozco perfectamente; la cafetería de la escuela, delante de mí
hay dos cestas; en una hay un trozo de queso y en la otra un cuchillo,
Detrás de mí, una voz de
mujer me dice:
-Elige
Mi instinto me dice que algo malo va a
suceder, tomo el cuchillo y giro mi cuerpo para ver al lugar de dónde provenía
la voz pero no encuentro a nadie, solo un perro, que me mira con ojos furiosos y
con el hocico abierto emitiendo un gruñido.
El perro corre hacia mi, se
cual es su objetivo, alguna parte de mi cuerpo, pero no lo permitiré, espero a
que salte sobre mi, y pongo mi peso sobre él para tirarlo al suelo.
El perro yace sobre mí pero
tiene tanta fuerza que no podre mantenerlo bajo mi cuerpo, así que decido
terminar con su vida, clavo el cuchillo en su cabeza, y lo único que
veo es a Tori a un lado mío, diciendo:
-Felicidades, tienes aptitud
para Osadía.
-¿Osadía? Pero como lo voy a
explicar, mi madre…
-Los resultados son
privados, y mañana en la Ceremonia de Elección, la elección solo será tuya.
-Entonces puedo mentir a mi
familia sobre el resultado.
-¿No es algo que está
prohibido en Verdad?
-Lo está, pero no es de tu incumbencia.
Salí por la puerta con las
piernas temblando, respiré profundo y cambie mi semblante; nadie tiene que
darse cuenta de que tuve un resultado diferente. Al llegar a casa, mi madre y mi
hermana esperaban en la puerta. Corrieron a abrazarme y me fue imposible decir
la verdad.
-¿Cual fue tú resultado?
-¡Verdad, mamá!
-Felicidades hija, estoy muy
orgullosa de ti.
La razón por la que mi madre
no descubrió la verdad fue porque los de Verdad no mentimos y en parte porque confía en mí. El resto del día me la pasé
encerrada en mi habitación pensando cual seria mi elección; si elijo Osadía
significa abandonar a mi madre y a mi hermana, si elijo Verdad; significa que
tengo que sufrir por el resto de mi vida. Ya se que elegir, y mil veces prefiero sacrificar mi
vida, por la de mi familia.
El día de la Ceremonia ha
llegado, mi madre y mi hermana están esperándome en la parte de abajo, hubiera
deseado levantarme tarde pero hoy no pude dormir.
-Hola mamá ¿Cómo amaneciste?
-Muy bien ¿y tu, como
dormiste?
-Muy bien -Trato de sonar lo
mas normal posible -es dificil esconder una mentira- tomo mi abrigo y mi hermana abre la puerta dela casa,
saliendo a jugar al patio. -¿Nos vamos?
-Aun no, Christina, acércate
a mí.
-¿Qué pasa mamá?
-Se lo que te pasa
-¿de que hablas madre?, vamonos ya.
-Tu resultado no fue Verdad,
¿cierto?
Bajo la mirada y murmuro:
-Osadía
-¿Osadía? Vaya, pensé que
era erudición.
-No soy tan inteligente mamá
-Lo eres, por eso vas a
elegir Osadía.
-No puedo dejarlas solas.
-Oh, vamos Christina, tu
madre aun está joven para cuidar de ella misma y de otra persona, tu hermana
está creciendo rápido, y tu eres su ejemplo. Quiero que elijas el lugar en
donde quieras estar, tú. Quiero que mis hijas luchen por lo que desean, si nó eliges lo que amas no te lo perdonaré nunca.
-Gracias mamá -murmuré
mientras lagrimas resbalaban por mis mejillas- Te amo
-Yo también te amo, y
vámonos que se hace tarde.
Esta vez el autobús esperaba
por nosotras, subí y comencé a sentir esa libertad que sentía ayer al correr.
Estaba lista para Osadía.
Al llegar a la ceremonia, un
conjunto de chicos de Verdad esperábamos nuestros nombres para pasar al frente - la ceremonia será dirigida por Marcus Eaton, miembro del consejo de Abnegación - lo único que tengo que hacer allá enfrente, es cortar mi mano con un cuchillo, y
derramar mi sangre sobre el tazón de la Facción que yo elija.
Suena doloroso.
-¡Christina Owen!- dice
Marcus.
Aprieto la mandíbula y el
peso de mi decisión comienza a caer sobre mí, Marcus me ofrece un cuchillo,
corto parte de mi palma y sin pensar dejo caer la sangre sobre el tazón de
Osadía; Al fondo, observo a mi madre sonreírme, me aferro a su sonrisa y me
dirijo con los iniciados que han elegido Osadía.
Al terminar la ceremonia,
los miembros de mi nueva Facción empiezan a correr hacia las escaleras, quería despedirme
de mi madre pero no puedo retrasarme, corro en medio de los iniciados de
Osadía, al llegar a la esquina fuera del edificio, giran a la izquierda y
escucho el sonido que emite del tren sobre las vías.
¡Diablos!- murmuro
Pasé la noche preocupándome
por las decisiones que debía tomar, y nunca pensé en lo que los Osados hacían,
lo primero era entrar dentro de un tren en movimiento.
-No creo que sea tan
difícil, pero no me asusta- le dije a un chico de Erudición que estaba a mi lado.
-¿A quién le importa?
-Que estúpido
Al pasar el tren, este nos
recibía con las puertas abiertas, los miembros parecían ligeros al adentrarse
por las puertas, no quería quedarme sin facción así que corrí por las vías del tren,
me estiré lo más que pude, tomé la manija de la puerta, brinque y caí dentro
del tren, comencé a reírme de la locura que acababa de hacer, volteo a mi derecha y veo a una
estirada colgando del tren, me levanto enseguida, la tomo del brazo y tiro de ella hacia adentro. Jadeando me agradece.
-Soy Beatrice- me responde
-¿Sabes a donde vamos?
-Supongo que vamos a la sede
de Osadía, pero no sé dónde es eso.
-¿Alguien lo sabe? Es como
si solo salieran de un agujero en el suelo o algo así- bromeo.
El tren va a alta velocidad,
ráfagas de aire tumban a varios iniciados y comienzo a reírme sin parar, pero ni
yo misma puedo escuchar mi risa.
El tren reduce la velocidad,
y al asomarme por la puerta del vagón veo a los miembros, saltando del tren. El
único chico transferido de concordia comienza a llorar, diciendo que no lo va a
hacer. Lo animo diciendo
-Tienes que hacerlo o
fallaras. Vamos, todo estará bien.
-¡No, no lo estará!
¡Prefiero no tener Facción que estar muerto!
El chico me asusta, me
aterra saltar del tren, extiendo mi mano hacia Beatrice, cuando estaba apunto
de hablar le digo:
-Yo sólo… no puedo hacerlo a
menos que alguien me arrastre.
Ella comienza a contar y al
mencionar tres, nos lanzamos fuera del vagón. Caigo sobre mis pies pero estos
se doblan y el suelo me recoge.- Estoy bien-pienso mientras me rio.
-Eso fue divertido-le grito
a Beatrice, tal ves piense que tengo algún problema mental, si hace minutos
moría de miedo.
Un hombre a un extremo del
techo nos da la bienvenida, se hace llamar Max, el hombre de piel oscura nos
dice que tenemos que saltar desde la plataforma para llegar al recinto varios
pisos abajo. Nadie se ofrece para saltar y yo no seré la excepción.
Yo saltaré- dice Beatrice, al estirada a la que me aferré al saltar.
Yo saltaré- dice Beatrice, al estirada a la que me aferré al saltar.
La veo acercarse a
la orilla del edificio, se quita la camiseta exterior, tarda unos minutos mirando la situación y se lanza desde el
edificio, realmente creo que esa chica es muy valiente. Me anima a ser la
siguiente, camino hacia la orilla del edificio y me mareo-está muy alto-pienso.
¡Vamos no tenemos todo tu
tiempo! -grita Peter desde el fondo de la multitud de iniciados.-¿Quieres un
empujón?
Resulta que ese idiota, decidió jugar al super heroe y cambiar de Facción, su comentario me molesta y
no lo pienso, me subo a la barandilla del edificio, miro hacia abajo y salto, al
llegar aterrizo sobre algo que me salvó de la muerte, una red. Reboté como tres
veces y después una mano me ayuda a salir de la red, es un chico de aspecto
rudo, me mira a lo ojos como si tratara de buscar algo dentro de mí y me
pregunta:
-¿Cuál es tu nombre?
-Christina
-¡Christina! Bienvenida a Osadía
Cuando todos los iniciados
estábamos reunidos nuevamente, nos separaron en dos grupos; los transferidos de
Facciones y los iniciados nacidos en Osadía. Nos quedamos con el chico que me
ayudó a salir de la red.
La mayoría del tiempo
trabajo en el cuartel de control, pero las pocas semanas que siguen, seré su
instructor –dice mientras nos observa detenidamente -mi nombre es Cuatro.
Me es imposible contenerme
-¿Cuatro? ¿Cómo el número?
-Sí- me responde- ¿Hay algún
problema?
-No
-Bien. Estamos a punto de entrar
en El Foso, el cual algún día aprenderán a amar.
Una sonrisa logra asomarse
por mi rostro y digo:
-¿El Foso? Ingenioso nombre.
Cuatro camina hacia a
mí e inclina su cabeza.
-¿Cuál es tu nombre?- me
pregunta.
-Christina- le digo,
tratando de que mi voz no se quiebre.
-Bueno Christina, si yo
quisiera soportar bocas inteligentes de Sinceridad, me habría unido a su bando,
la primera lección que tú aprenderás de mí es mantener la boca cerrada. ¿Se
entiende?
Asiento con la cabeza.
-Qué idiota- mascullo
-Supongo que no le gusta que
se rían de él- me dice beatrice, la cuál ahora se hace llamar Tris.
Tal vez sea cierto, no me
gustaría que alguien se burle de mí, apenas comienzo a observar los errores de
mi ex Facción, algo con lo que tendré que luchar en esta iniciación. Ahora
tengo nueva Facción, nuevos lideres, nuevas costumbres y una amiga, Tris.
Este es un Fanfic escrito desde el punto de vista de Christina, del famoso libro Divergente de Verónica Roth, espero y les haya gustado.
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